El reto común para los planificadores en las administraciones locales es convencer sobre el valor añadido del Plan de Movilidad Urbana Sostenible a autoridades y ciudadanos en general. A continuación, se presentan diez argumentos principales de este enfoque:
Existe una fuerte evidencia sobre que la planificación de la movilidad urbana sostenible eleva la calidad de vida en zonas urbanas. Con políticas bien coordinadas, según la definición del Plan de Movilidad Urbana Sostenible, se da lugar a una amplia gama de beneficios, como entornos urbanos más atractivos al público, la mejora de la seguridad vial, mejoras en la salud y una menor contaminación del aire y acústica, entre otros.
La movilidad es un factor importante para la economía local. Un ambiente más sano y con menos congestión contribuye a reducir sustancialmente los costos para la comunidad local y así atraer a nuevos negocios. En la competencia mundial y nacional de los centros urbanos, una ciudad bien organizada y sostenible es también, una ciudad más atractiva para los inversores. Simplemente tiene un mejor potencial de negocio que una ciudad sin una política clara de movilidad hacia el futuro.
Una movilidad más sostenible se traduce directamente en una mejora de calidad del aire y un menor ruido. Viajar más a menudo a pie y en bicicleta es una buena solución para la mejora de la salud de los ciudadanos y para conseguir una ciudad con un nivel más bajo de ruido, además de mejorar la calidad del aire a medio y largo plazo. Las ciudades necesitan desempeñar su papel en la reducción de gases de efecto invernadero y un PMUS facilita hacerlo desde el sector de transporte. La Planificación de la Movilidad Urbana Sostenible es un elemento central de cualquier política climática.
La planificación sostenible de la movilidad urbana es una excelente herramienta para crear soluciones multimodales de transporte de “puerta a puerta”. Reunir a diferentes actores juntos asegura que las necesidades de los ciudadanos y de las empresas se cubren de manera efectiva.
En momentos en que los recursos financieros son limitados, es aún más importante asegurarse de que las soluciones adoptadas hacen un uso más rentable de los fondos disponibles. La Planificación de la Movilidad Urbana Sostenible pasa de un enfoque de infraestructura viaria, a una combinación equilibrada de distintas medidas, como las medidas de gestión de movilidad de costes más bajos. Adoptar el principio de “quien contamina paga” introduce una fuente de ingresos adicional, que puede ser utilizada para financiar las alternativas al uso del automóvil particular.
La participación de los grupos de interés y de los ciudadanos es un principio básico en un Plan de Movilidad Urbana Sostenible. Un gobierno que muestra preocupación por lo que sus ciudadanos necesitan y quieren, y que involucra a los grupos de interés, resulta una posición más ventajosa para obtener un alto nivel de “legitimidad pública” que reduce el riesgo de oposición a la ejecución de políticas de movilidad ambiciosas. Además, un liderazgo medioambiental puede desencadenar importante apoyo en las bases sociales y otorgar una impronta innovadora a los gobiernos locales.
Un enfoque integrado e interdisciplinar de la planificación (con la experiencia de diferentes departamentos y sectores) ayuda a poner un Plan de Movilidad en una base común y transversal a los diversos intereses de la ciudad. Esto asegura que el plan fomente un desarrollo equilibrado de todas las modalidades de transporte, un cambio hacia modos de transporte más sostenibles y un desarrollo económico, social y medioambiental más equilibrado. En este sentido, el plan desencadena además importantes diálogos técnicos y ciudadanos para la planificación de la ciudad.
En el marco de otras leyes, planes o instrumentos, un Plan de Movilidad Urbana Sostenible puede facilitar el cumplimiento de indicadores o la definición de una cartera común de proyectos en conjunto con otros sectores y/o niveles de gobernación (por ejemplo, los Planes de Infraestructura de Movilidad abordados por el Sistema de Aportes al Espacio Público). En este sentido, un Plan de Movilidad Urbana Sostenible ofrece una manera eficaz de responder a múltiples requerimientos a través de una estrategia integral de planificación.
Los problemas de movilidad urbana a menudo se extienden a los límites administrativos, ya que se relacionan con múltiples áreas políticas o se refieren a una amplia gama de departamentos e instituciones. La Planificación de la Movilidad Urbana Sostenible busca soluciones para la “ciudad funcional”, con conexiones con zonas rurales y urbanas colindantes, además de la red de transporte a nivel nacional. Un Plan de Movilidad Urbana Sostenible inspira una cultura de planificación colaborativa a través de diferentes áreas y sectores de la política y entre los diferentes niveles de gobierno dentro de la “ciudad funcional”. Esta cultura de la planificación colaborativa apoya la búsqueda de soluciones que reflejen la naturaleza interconectada de la sociedad urbana actual.
Los objetivos de la Movilidad Urbana Sostenible no pasan únicamente por la infraestructura de movilidad de la ciudad. El uso de modos más sostenibles, la optimización de los viajes, la reducción de emisiones y la reducción de accidentes, entre otros aspectos, requieren un cambio cultural asociado. En este sentido, los Planes de Movilidad Urbana Sostenible representan un acuerdo social, político y técnico respecto a la ciudad que se quiere habitar y sus beneficios a largo plazo, permitiendo ir más allá de los ciclos electorales.